sábado, 25 de agosto de 2012

No lo cuidaste, no me cuidaste.

Cuanto más me mientes, más te quiero. Hice las cosas bien, lo sabes, tú no. Por eso ahora yo sufro y mientras tú me miras, y muestras esa indiferencia que hace que esto duela más. Nunca fui orgullosa, y dudo serlo. ¿Por qué? Siento que si me voy, me muero. Porque tú también te irías, y en sentido opuesto. Nunca podré prometerte amor eterno, pero lo que sí sé es que esto es puro. El primer amor es limpio. Con que poca maldad he actuado, y me viene de frente aquello de cuanto más haces, menos mereces. Sigue con este juego, que yo me engancho más. Que no es que no pueda olvidarte, es que no quiero. ¿Por qué resignarme? Aunque parezca que no, pienso con racionalidad. Tengo todas las cartas puestas sobre la mesa, pero no sé que hacer con ellas. Ni con mi vida. Estoy segura de que algún día me levantaré y me iré por voluntad propia. O lo más probable, que tú lo hagas para siempre, que yo me calle todas las palabras que ya has escuchado tantas veces, una vez más, y que no vuelvas a aparecer por aquí.
Y si ocurre eso, no sé que haré.
Pero debería estar preparada, por si acaso. Que el toro no me ha pillado, pero tú vas a ser más rápido que él. Me lo conozco, y lo peor es que te conozco. Mejor de lo que te piensas. Y sé que tú a mí.
Y poca gente me ha mirado y ha sabido tanto como tú.
Pero las cosas cambian, y sobre todo las personas. El tiempo me quitará la venda.
Y a la vida le pido que vuelvas y que te des cuenta de los errores que has cometido contigo, y probablemente, yo alguno que otro contigo. Que todo vuelva a empezar pero sin nada (nadie) que lo estropee. Y ese nada o nadie sois tú y tus miedos. Que se han quedado conmigo.
Y tú, te quedaste con mi corazón. Y algún día me lo devolverás, pero roto.
Y yo no sé si volveré a sentir.

Meses que han sido vida, que la han traído.

¿Qué debo pensar yo ahora? No sé ni cómo sentirme. Es lógico, todos sabemos que hace falta una mentira y ya todas las verdades se tapan los ojos. Mi cabeza dice que no puede soportar más esto. ¿Dónde se supone que puedo encontrar algo de honestidad? Porque en tus palabras no. Siempre he presumido de ella, pero con razones. Tus ojos han visto a los míos mojados demasiadas veces. Mis sentimientos siempre han sido como un libro abierto para ti. ¿Y todo eso para qué? Está claro que a mí no me ha beneficiado, cosa que a ti sí. Como ya te dije en su momento, hoy me duele, pero mañana todo esto serán experiencias. Lo que sí tengo por seguro, es que esto marcará un antes y un después. No sabes como te echo de menos, no sabes lo que te pienso. Lo que te quiero. Pero me digo a mí misma: tranquila, todo pasa.