miércoles, 25 de julio de 2012

Todos estarán si sonríes.

¿En eso se basa no? En reír los dos juntos cuando podamos, que el dolor viene sin que lo llames. Y encima ni te avisa, como un amigo que se presenta en casa tras tres meses sin llamar. Pues eso.
Dicen que amar significa no tener que decir nunca lo siento, así que tranquilo, que todo pasa, y más si estamos juntos. Los tiempos complicados tienen la capacidad de desnudar a las personas, de enseñar su verdadera naturaleza. La mía está completamente envuelta en ti.
No puedo prometerte que esto pase pronto, ni mucho menos. No me canso de repetir que cambiaría nuestros lugares inmediatamente aunque fuera sólo para tomar un respiro. Pero la vida no es tan fácil.
Lo único que sí puedo tener claro, y demostrar enteramente, es que pase lo que pase, somos dos, pero ahora, y más que nunca, debemos ser uno.

lunes, 9 de julio de 2012

Entre el bien y el mal.

Si te dijera que me siento funambulista, que me pongo en tu lugar y miro atrás, que me siento tú, (o eso creo), y el resto del tiempo me dejo arrastrar por ese mundo ideal que en ocasiones, me permites alcanzar.
Que soy el único peso que hay en esta balanza a la que he decidido otorgar el derecho y obligación de traer felicidad a esto que tenemos, que voy saltando de izquierda a derecha, que no quiero que se desequilibre. Es más, no lo pienso permitir. Y aunque esté cansada, me juré a mí misma que jamás me vencería.
Enséñame a distinguir entre el bien y el mal, entre lo bueno y malo que tiene esto. Que no sé lo que es, pero me gusta casi al cien por cien. Y el resto del mal que queda, cala tan hondo como el total de las maravillas que me haces ver, y no puede ser así. Otra de las tantas cosas que no pienso permitir. No ocurrirá, así me lo dije, así te lo dije.
Porque si a veces no sé cómo me siento, supongo que es porque todo está bien.
Quizá algún día deje de suponer, y tenga la certeza, pero mientras tanto, no me incomoda bailar entre dos aguas. Resulta agradable, te miro a los ojos, y dejo de hacerme preguntas. Qué extraño.
Y lo cierto es, que si tu pasado es el precio que tengo que pagar con tal de sentir tus manos sobre mi piel, tranquilo, soy toda tuya.