viernes, 30 de marzo de 2012

Eres tú el culpable de todo esto.

Hace tiempo que olvidé distinguir entre lo que está bien y lo que está mal. Hace tiempo que me obligo a no pensar. A vivir, a aprender que las cosas no tienen significado por sí solas. Que por mucho que lo intentemos, las cosas pasan, somos esclavos de nuestro propio correr de horas, de lo que llamamos destino. Hace tiempo que pienso que sí que existe algo con ese poder igualador en el que tantos han dejado de creer. Llámalo Dios, llámalo karma, llámalo ying yang... Pero sobre todo, si hay algo que me ha enseñado el tiempo, es a tener fe en ti, a creer que esto está pasando por algo. Que la confianza ni se compra ni se vende. Que jamás he de defraudar a aquel que cree en mí. Y te prometo no hacerlo. Aunque a veces sienta que tú puedes hacerlo. Esto es bonito sí, pero da mucho miedo... Sobre todo sé que estoy aprendiendo y por qué no también, creciendo.

miércoles, 28 de marzo de 2012

Dejemos de pensar tanto.

Si reconozco que los hechos me han pillado totalmente desprevenida, debo asumir que no estaba preparada para ellos. Me equivoqué cientos de veces con el mismo tema, la piedra seguía ahí. Las cosas eran buenas o malas, no podía dejarlas pasar como si nada. En verdad nada tenía importancia, pero como siempre, ahí estaba yo para dársela. Reconozco que a veces no te quería ni ver, pero que cuando te veía se me paraba el mundo. Y cuando te fuiste se me derrumbó, y al día siguiente volvió a salir el sol. Otros días amanecen con nubes, otros simplemente no lo son. Quién sabe, esto es más de lo que podía pedir. Sí, puede que yo te haya devuelto la confianza, pero tú me has dado la vida, y mira que debería sentirme orgullosa, pero es triste pensar que he estado muerta tanto tiempo. ¿Suena demasiado drástico? Sí, quizá no debamos exagerar tanto las cosas. El problema está ahora en que no quiero que te vayas, porque si te vas, todo eso va a volver, todos los miedos lo harán. No quiero volver a ver esos fantasmas. Y aunque me digas que no pienso tanto, eres tú el primero que lo haces. Entonces, ¿cómo quieres que sea fuerte por los dos si a veces no veo nada claro? No pretendo que me entiendas, es que ni siquiera lo puedo hacer yo misma. A todo esto, ya ni me acuerdo ni lo que quería decirte aquí. Si dejamos que la corriente nos arrastre, ¿qué pasará? Es lo que siempre hemos hecho, aunque digas que no...

viernes, 23 de marzo de 2012

Feel.

Hay cosas que debería y no debo. Debería perderme para encontrarme yo misma, o para que me vuelvas a encontrar. Odio no formar parte del grupo de los valientes, y aunque la mejor solución no es salir corriendo, he de confesar que ganas no me faltan. Cuando me giro, a veces te veo, y otras tantas no. Y eso me asusta. Por otra parte, las huellas que van quedando son menos de las que yo creí que deberían quedar. Ahí está el fallo, en creer. En creer en ti, en creer en los demás. Y de no hacerlo en mi misma. A partir de hoy, a partir de esto, me gustaría prometerme a mí misma que las cosas van a cambiar. Que no debo dejar que mis inseguridades limiten mi vida, y no me dejen crecer contigo. Y sobre todo poder disfrutar de esto. Vivir para bien o para mal, que al fin y al cabo es lo que importa. Pero como siempre pasa, las promesas son como las palabras, que vuelan más rápido de lo que uno piensa. También dicen que hace más el que quiere, que el que puede, así que ya se sabe. Dejar a un lado la conformidad, esa es la meta de todo esto...

viernes, 16 de marzo de 2012

Cada vez esto es más grande.

Si cada noche noto como se me desgarra el alma, si cada noche vuelvo a empapelar mi mente con el recuerdo, si cada noche es tiniebla, no temo por mí. Ni el dolor es temporal, ni el mismo tiempo lo es. Si cada noche se repite, algún día estropeará al cielo o le hará perder su luminosidad. Y quizá las lágrimas sean más infinitas que lo que las estrellas lo serán algún día. Pero la vida también está hecha de cosas buenas, por llamarlas de alguna forma, que algún día te encuentran. Y si te encuentran de día, apagan tus noches. Y ya nada más se repite, nada malo. Nada que duela, nada que sufra o sufras. Porque por mucho que no se quiera siempre hay algo que es necesario. Deja que la felicidad te roce con sus labios aunque luego se vaya. Al fin y al cabo todo merece la pena. Ni llorar es tan malo, ni reír tan bueno. Algún día dejaremos de ser esclavos de los tópicos, aunque hasta que ese día llegue, cosa que lejana queda, dejémonos encontrar, agarrar. 

miércoles, 14 de marzo de 2012

Diferentes estados.

Cada día surgen cientos de limitaciones, cada vez costará más saber cuando parar, o cuando echar a correr. Y ¿cuántas veces pierdes la cuenta de las gotas de pánico y miedo que entran en tu cabeza? Y lo malo es que no quieren salir de ella... Constantemente somos bañados por jarros de agua fría, pero es que a veces te quema. También está lo de ahogarse en un vaso de agua, o lo de crear montañas de arena y perderte en ellas por el puro placer de eso, de perderse. Y cómo olvidar la inseguridad, al no creer estar preparados para todo lo que se te va a echar encima. Es increíble la capacidad que tenemos para saber ver las cosas malas, negativas.
Pero la verdad está en que cada día es una nueva oportunidad de sonreír, de que merece la pena levantarse porque sé que tus ojos me van a mirar. ¿Y no es todo eso suficiente? Todos tenemos motivos, y el mío eres tú.

lunes, 5 de marzo de 2012

Palabras por los ojos.

Sé que nunca encuentro las palabras adecuadas para expresarme, y mira que siento explosiones en el corazón y en la mente cada segundo. Estos últimos días no he podido dar lo que esperabas de mí, o lo que más bien yo esperaba, porque entre tú y yo, me exijo mucho más de lo que debería, y de lo que puedo. Pero a pesar de eso, tú sigues estando aquí, y es que a veces mi mente necesita liberarse, y si no encuentra a las palabras, busca otros medios. Cuando el miedo me llama, cuando no tengo ganas de nada, cuando no puedo parar de llorar, pienso en ti, y se me pasa. No eres consciente de lo que has hecho con este corazón. Y es que me das más de lo que debería. Me da demasiado miedo sentir esto, pero oye, es que aunque me asuste, te quiero.