lunes, 16 de enero de 2012

No llores porque acabó...

Quizá no sea nuestro momento, o existan más motivos de los que pensamos para que esto acabe así. Es una de las pocas veces en las que no he sabido que decir, y menos aún qué hacer. No sé si hablarte, no sé si no... No sé nada. Y lo que más me duele es este no saber qué hacer, son estas dudas. Incertidumbre puede ser la palabra. La cosa está ahí, yo veo puntos suspensivos y el punto y final es más que claro. Yo me inclino con la balanza hacia las cosas buenas, y el peso de las malas ha caído sobre ti. Lo que tú no pensabas es que al final caería en mí. Causa-efecto... Odio las consecuencias de todo esto, quizá me arrepienta de no haber empezado esto antes aunque acabara igual de pronto. No he podido ser más feliz, a pesar de las dudas, de las diferencias...malditas diferencias. Ahora toca un cambio, otro más. Estoy harta de cambios... Estoy harta de rutina también. Vuelvo a repetir que no sé lo que quiero. Bueno, sí lo sé, te quiero a ti otra vez aquí, aunque no sea lo mejor para los dos. Aunque nos merezcamos otras cosas, aunque nuestro tiempo se acabara... Me da igual hacerme daño. Pero en el fondo no quiero...
¿Qué es lo mejor para los dos?
Te repetiré mil veces que lo que tú creas que es lo mejor para mí no tiene por qué serlo. Déjame decidir a mí un poco, tengo que llevar las riendas de mi vida...Aunque ahora mismo no sé muy bien como llevarlas.

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