Cada día surgen cientos de limitaciones, cada vez costará más saber cuando parar, o cuando echar a correr. Y ¿cuántas veces pierdes la cuenta de las gotas de pánico y miedo que entran en tu cabeza? Y lo malo es que no quieren salir de ella... Constantemente somos bañados por jarros de agua fría, pero es que a veces te quema. También está lo de ahogarse en un vaso de agua, o lo de crear montañas de arena y perderte en ellas por el puro placer de eso, de perderse. Y cómo olvidar la inseguridad, al no creer estar preparados para todo lo que se te va a echar encima. Es increíble la capacidad que tenemos para saber ver las cosas malas, negativas.
Pero la verdad está en que cada día es una nueva oportunidad de sonreír, de que merece la pena levantarse porque sé que tus ojos me van a mirar. ¿Y no es todo eso suficiente? Todos tenemos motivos, y el mío eres tú.
No hay comentarios:
Publicar un comentario