jueves, 26 de septiembre de 2013

Remontada.

Hacía tiempo que no me sentía completamente bien. Desde que te marchaste. Miro atrás y todo ha pasado, doy gracias porque ya no estás. Cada día me brinda una nueva oportunidad, un nuevo instante en el que poder ser feliz por todo el tiempo que no lo fui. Cientos de puertas se me insinúan espectantes de mis pasos, de mis movimientos.
Si he aprendido algo en todo este tiempo es que todo pasa por alguna razón, somos la suma de los hechos que han acontecido en nosotros. Quizá te deba más que tú a mí, quizá te deba estas ganas de luchar y de disfrutar de cada minuto como si nunca nos hubiéramos conocido.
Lo tengo claro. La felicidad está en mí, ¿por qué buscarla fuera? Primero yo, después yo, y si éso...yo.

miércoles, 7 de noviembre de 2012

Que rápido pasa el tiempo.

Hacía como un mes desde que te vi pasar. Ni hablemos de la última vez que me dirigiste una palabra mirándome a los ojos. Prefiero no recordar tu último mensaje.
Era como si el destino se empeñara en que no te volviera a ver. Aunque me moría de ganas de verte, haciendo caso omiso al dolor, agradecía que no fuera así.
Pero de pronto pasaste por aquella calle donde andábamos todas las tardes, y me contabas que tal marchaba tu ánimo, en continuo cambio.
Y allí estaba yo, detrás de los cristales tintados de aquel bar, con una taza en la mano, que hice vibrar. No caímos de milagro.
Creía todo apagado, pero no. Me di cuenta del caos que aun siento en mi interior.
Emociones a flor de piel era poco.
No me imagino como será el día en que tengamos que volver a cruzar una mirada. Después de tanto tiempo y esas cosas vividas. Prefiero no otorgarles una cantidad.
Sigues doliendo.

jueves, 11 de octubre de 2012

Día a día.


Me paso los días escribiendo el manual de qué hacer cuando las riendas llevan tu vida y no tú a ellas.
Ella comienza a decidir por sí misma, a hacer lo que el corazón le dicta. Empieza a no arrepentirse. A tomarse las salidas de los domingos con más calma.
Cada mañana el reloj suena a la misma hora, aún sigue siendo esa niña que se muerde los labios para no lanzarlo contra la pared. Cómo te anhela en su rutina. Te habías convertido ya en ella.
Sale a la calle, y lo primero que hace es mirar al cielo. Se pregunta qué le deparara hoy el día. Se acuesta pensando lo bonito que puede ser el futuro incierto. A pesar de lo que a todas horas le come por dentro.
Pasa el día soñando en la siesta que le espera hasta las tres y media. Incluso hace días que no miraba las fotos de hace unos meses. Miento. Hoy ha vuelto a caer.
Lleva escrito en su mente lo que quiere hacer,  y no lo que debe.
Ya le da igual romper a la gente. Se repite a sí misma que esta será la última vez. Pero nunca lo cumple.
Me paso los días pensando en por qué ahora que comienzo a decidir por mí misma, y hago lo que se supone que debería hacer, en lugar de lo que quiero, las cosas salen mal.
Ella debe aprender a borrar el deber y comenzar a querer/se.

domingo, 30 de septiembre de 2012

Iba a llegar.

El día que empecé a quererte a ti, dejé de quererme a mi.
Y es que repetiría cada error, cada pelea, cada lágrima estando juntos. Vendería mi alma, que se encuentra rota, por volver a abrazarte y tener la certeza de que nunca te irás.
Sigo haciendo caso omiso de mi cabeza, y de la de los demás. Mi corazón te llama. Bajito. Tiene miedo, y no sé a qué.
Lo bueno de un corazón roto, es que no puede volver a romperse dos veces...

miércoles, 19 de septiembre de 2012

No lo permitiré.

No quiero vivir mirando atrás.
El problema de todo esto, es que el daño ya está hecho, que la herida necesita cicatrizar sin que la toquen, pero no la dejamos tranquila. Y yo soy la primera culpable.
¿En que día empezamos a destruirme? Me encuentro inmersa en un absoluto caos. Te has ido, y créeme, resulta muy triste ver que alguien a quien necesitas hace su vida sin ti.
No debo verte, sí quiero verte, no debo hablarte, sí quiero hablarte.
Se supone que empiezo a tomar decisiones por mí misma, y a la primera de cambio, todo sale mal. Olvidaré la desconfianza en mí por un momento. ¿Cuál es el límite? Creo que aun no lo he tocado, pero estaré preparada para ello. No mentía cuando decía que el primer amor era puro.
No quiero vivir muriendo por ti.

sábado, 25 de agosto de 2012

No lo cuidaste, no me cuidaste.

Cuanto más me mientes, más te quiero. Hice las cosas bien, lo sabes, tú no. Por eso ahora yo sufro y mientras tú me miras, y muestras esa indiferencia que hace que esto duela más. Nunca fui orgullosa, y dudo serlo. ¿Por qué? Siento que si me voy, me muero. Porque tú también te irías, y en sentido opuesto. Nunca podré prometerte amor eterno, pero lo que sí sé es que esto es puro. El primer amor es limpio. Con que poca maldad he actuado, y me viene de frente aquello de cuanto más haces, menos mereces. Sigue con este juego, que yo me engancho más. Que no es que no pueda olvidarte, es que no quiero. ¿Por qué resignarme? Aunque parezca que no, pienso con racionalidad. Tengo todas las cartas puestas sobre la mesa, pero no sé que hacer con ellas. Ni con mi vida. Estoy segura de que algún día me levantaré y me iré por voluntad propia. O lo más probable, que tú lo hagas para siempre, que yo me calle todas las palabras que ya has escuchado tantas veces, una vez más, y que no vuelvas a aparecer por aquí.
Y si ocurre eso, no sé que haré.
Pero debería estar preparada, por si acaso. Que el toro no me ha pillado, pero tú vas a ser más rápido que él. Me lo conozco, y lo peor es que te conozco. Mejor de lo que te piensas. Y sé que tú a mí.
Y poca gente me ha mirado y ha sabido tanto como tú.
Pero las cosas cambian, y sobre todo las personas. El tiempo me quitará la venda.
Y a la vida le pido que vuelvas y que te des cuenta de los errores que has cometido contigo, y probablemente, yo alguno que otro contigo. Que todo vuelva a empezar pero sin nada (nadie) que lo estropee. Y ese nada o nadie sois tú y tus miedos. Que se han quedado conmigo.
Y tú, te quedaste con mi corazón. Y algún día me lo devolverás, pero roto.
Y yo no sé si volveré a sentir.

Meses que han sido vida, que la han traído.

¿Qué debo pensar yo ahora? No sé ni cómo sentirme. Es lógico, todos sabemos que hace falta una mentira y ya todas las verdades se tapan los ojos. Mi cabeza dice que no puede soportar más esto. ¿Dónde se supone que puedo encontrar algo de honestidad? Porque en tus palabras no. Siempre he presumido de ella, pero con razones. Tus ojos han visto a los míos mojados demasiadas veces. Mis sentimientos siempre han sido como un libro abierto para ti. ¿Y todo eso para qué? Está claro que a mí no me ha beneficiado, cosa que a ti sí. Como ya te dije en su momento, hoy me duele, pero mañana todo esto serán experiencias. Lo que sí tengo por seguro, es que esto marcará un antes y un después. No sabes como te echo de menos, no sabes lo que te pienso. Lo que te quiero. Pero me digo a mí misma: tranquila, todo pasa.

miércoles, 25 de julio de 2012

Todos estarán si sonríes.

¿En eso se basa no? En reír los dos juntos cuando podamos, que el dolor viene sin que lo llames. Y encima ni te avisa, como un amigo que se presenta en casa tras tres meses sin llamar. Pues eso.
Dicen que amar significa no tener que decir nunca lo siento, así que tranquilo, que todo pasa, y más si estamos juntos. Los tiempos complicados tienen la capacidad de desnudar a las personas, de enseñar su verdadera naturaleza. La mía está completamente envuelta en ti.
No puedo prometerte que esto pase pronto, ni mucho menos. No me canso de repetir que cambiaría nuestros lugares inmediatamente aunque fuera sólo para tomar un respiro. Pero la vida no es tan fácil.
Lo único que sí puedo tener claro, y demostrar enteramente, es que pase lo que pase, somos dos, pero ahora, y más que nunca, debemos ser uno.

lunes, 9 de julio de 2012

Entre el bien y el mal.

Si te dijera que me siento funambulista, que me pongo en tu lugar y miro atrás, que me siento tú, (o eso creo), y el resto del tiempo me dejo arrastrar por ese mundo ideal que en ocasiones, me permites alcanzar.
Que soy el único peso que hay en esta balanza a la que he decidido otorgar el derecho y obligación de traer felicidad a esto que tenemos, que voy saltando de izquierda a derecha, que no quiero que se desequilibre. Es más, no lo pienso permitir. Y aunque esté cansada, me juré a mí misma que jamás me vencería.
Enséñame a distinguir entre el bien y el mal, entre lo bueno y malo que tiene esto. Que no sé lo que es, pero me gusta casi al cien por cien. Y el resto del mal que queda, cala tan hondo como el total de las maravillas que me haces ver, y no puede ser así. Otra de las tantas cosas que no pienso permitir. No ocurrirá, así me lo dije, así te lo dije.
Porque si a veces no sé cómo me siento, supongo que es porque todo está bien.
Quizá algún día deje de suponer, y tenga la certeza, pero mientras tanto, no me incomoda bailar entre dos aguas. Resulta agradable, te miro a los ojos, y dejo de hacerme preguntas. Qué extraño.
Y lo cierto es, que si tu pasado es el precio que tengo que pagar con tal de sentir tus manos sobre mi piel, tranquilo, soy toda tuya.