martes, 16 de agosto de 2011

Dulce tentación.


La luna ha sido cómplice de demasiadas lágrimas. Lágrimas de cocodrilo, que disfrazaban excusas. Que con cada pestañeo que dabas yo moría un poquito más rápido. Ven y sonríeme, que quiero seguir haciéndome un poco más de daño. Tus abrazos me hacían olvidarme del ritmo de las agujas del reloj, frenético, creí mi corazón escéptico. Sé que interés es tu segundo apellido, pero ¿qué más da? Si cuando sonríes se para mi mundo. Me da igual perder, es más, lo necesito. Siempre quise tocar el cielo, pero me haces conocer el fuego del infierno, me arrastras a él. Desenfreno, lujuria, pecar nunca supo tan bien. Entiende que no quiero que te vayas. Basta ya de ser ángel. Ven, que las reglas están hechas para romperlas. Quemarás mi piel. Sacas lo que nunca nadie pudo ver, no es amor, dime cómo describirlo. En el fondo, eres como una bomba de relojería que explotará en cualquier momento. Pero me da igual, tu cuerpo para mí es como un refugio nuclear.

No hay comentarios:

Publicar un comentario