-Mírame, he vuelto a caer.
jueves, 28 de julio de 2011
Lo siento una vez más. Volví a caer.
Despierto, miro el reloj. Es tarde, ya ha pasado un día más. Siento el rimmel que me puse ayer en cantidades industriales para intentar avivar el brillo de estos ojos, pero el verde sigue siendo apagado. Siempre te gustaron mis ojos, ¿qué pasaría si supieras que eres el culpable de que no sientan? Con la cara llena de manchurrones, demuestro que no es a prueba de agua, al menos salada. Salgo deprisa de mi habitación, cuando escucho en la puerta de al lado una voz que me resulta familiar, esa risa que quisiera odiar y lo único que hago es recordarla cada día más. La puerta se abre, haciendo aparecer tras ella aquello que tantas noches anhelaba en mi cama, en mi almohada, en mis sábanas. Siento que veas el espectáculo tan lamentable que llena mis madrugadas desde hace varios días. Mi voz sólo alcanzó a producir un susurro, un intento de la palabra “miedo”. Sé que lo has escuchado, pero no alcanzo a ver el color de tus ojos, mi mirada está demasiado ocupada en su fábrica de días de soledad.
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