martes, 26 de julio de 2011

Típico verano.


Fuiste como un amor de invierno. Sí, como el de verano, pero el que en vez de quitarte la ropa y la tira en la arena de la playa, te la pone en la oscuridad bajo la atenta mirada de esos árboles con las copas llenas de nieve. El que en vez de capuzarte en el agua, lo hace entre sus sábanas, el que no te invita a helado, si no a tazones de chocolate. Los amores de verano llevan cientos de amigos detrás, considerándose cupidos, pero a los amores de invierno les sobra toda esa gente, y más si cabe. La única cosa en común es que los dos acaban. Pero yo quiero que seas mi amor de primavera, verano, otoño, invierno, que nos inventemos estaciones, horas, minutos, sabores, colores…

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