Un susurro al oído. Un abrazo en el momento justo. Una escapada nocturna, siendo las estrellas nuestras confidentes, y la luna nuestra espía. Un beso que quiso ser, pero fue de mejilla. Una mirada al cielo que nos recuerde lo pequeños que somos, pero el gran amor que llevamos dentro. Un mordisco en el cuello, de labios sedientos. Entrelazar nuestras manos, como si fueran hechas a medida. Una mirada que encaja perfectamente en la mía. Mi reflejo en tus ojos…
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