No sabía como sentirme.
Sé que cuando te miro no me hace falta nada más.
Algo me dice que haga de tu vida la mía. Que la coja para siempre, aunque sea mucho tiempo. O en nuestro caso poco.
Porque los dos sabemos como están las cosas. Ver tu sonrisa me consuela y me disipa cualquier duda, lo tengo claro.
No quiero aceptarlo, no sabía que pensar. Creo que esta ha sido la prueba de fuego para los dos. Tenemos todo en nuestra contra, pero siempre hace más el que quiere que el que puede.
Si dejamos que esto vaya a más, no sé que podría pasar. Pero prefiero correr el riesgo. A pesar de todo, no puedo evitar ser yo misma estando conmigo, aunque tenga el cuerpo lleno de nervios, tirite de frío, y se mezclen las dos cosas. Menuda combinación. Pero ahí estabas tú, y no podía sentir nada más. Y creo que eso no lo puede cambiar nadie.
Me da igual que mi mente diga que no lo haga, vamos a hacer oídos sordos por una vez.
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